Esta semana fue mi 34º cumpleaños, y en honor a ello he preparado un listado con 34 lecciones que he aprendido en mi vida adulta y que me sirven día a día.

Este post tiene un hermano en mi otro blog, Laura Redacta, enfocado a la creación de contenidos online. Si te apetece echarle un vistazo, haz click aquí. Lo publiqué el pasado martes, y se me ocurrió repetir el formato pero desde una perspectiva más personal, compartiendo 34 lecciones de mi vida adulta.

  1. No por hacer un sacrificio mayor (en tiempo, en esfuerzo o económico) se te van a garantizar mejores resultados. A veces sí, otras veces no.
  2. Decir «no» no te hace peor persona.
  3. Hay personas malas, agresivas o manipuladoras, y todos tenemos que tratar con ellas en diferentes momentos y ámbitos. Cuanto antes aprendas a reconocerlas para tratarlas con la distancia que necesitas, mejor.
  4. Comprender lo que puede llevar a alguien a hacerte daño no significa que tengas que perdonarle o darle una segunda oportunidad.
  5. No todo es urgente.
  6. Los amigos más fieles no siempre son los que ves con más frecuencia.
  7. Y a veces encuentras auténticos apoyos en personas con las que no tienes tanta confianza.
  8. Aprender a comer bien también es aprender a comer de todo sin culpabilidad.
  9. Es importante que mostremos hacia nosotras mismas la compasión y paciencia que ofrecemos a los demás.
  10. No todo lo que deseas lo vas a querer a cualquier precio ni en cualquier circunstancia.
  11. A veces las mejores oportunidades surgen de las casualidades más nimias.
  12. La ropa que me queda pequeña difícilmente volverá a servirme, y no pasa nada.
  13. Cuando un empleador te dice «aquí somos como una familia», permanece alerta. Casi siempre quiere decir que el negocio se sustenta en pedirle favores a los empleados, es decir, en explotarles.
  14. Hay mil formas de mostrar atención, cuidado o preocupación por alguien.
  15. Apuntar las pequeñas tareas en una agenda (por ejemplo, «llamar al veterinario» o «renovar la cuota del curso») va genial para descargar la mente.
  16. Hay pocas cosas inherentemente buenas o malas. El problema radica, casi siempre, en cómo se utiliza o se consume algo.
  17. El respeto hacia uno mismo y hacia los demás es la base de todo.
  18. No le debes explicaciones a nadie, y nadie te las debe a ti.
  19. Estar más agobiada o más estresada no te hace mejor profesional.
  20. El éxito no tiene porqué estar fuera de tu zona de confort. A veces, el éxito radica precisamente en encontrar esa zona de confort.
  21. Aunque parezca que la religión es una forma de mantener cierta brújula moral, eso ya lo proporciona el civismo, el respeto y la buena educación.
  22. Envejecer es bueno, no todo el mundo alcanza a vivir tu edad, sea cual sea.
  23. Sentir dolor no es normal.
  24. Tenemos más control sobre las situaciones que ocurren en nuestro entorno y cómo nos afectan de lo que creemos.
  25. Quien bien te quiere no te hará sufrir. Hará todo lo que esté en su mano para evitarlo.
  26. No tienes que ser el mejor (ni tener afán de mejorar) para disfrutar de un hobby.
  27. Tampoco tienes que monetizar todo aquello que se te de bien.
  28. No hay emociones malas, sólo incómodas o difíciles de manejar.
  29. Mi manera de hacer las cosas no tiene porqué ser la mejor.
  30. Haz lo que, en el fondo de tu corazón, sabes que es lo correcto.
  31. Hay belleza y paz en la imperfección.
  32. Nos complicamos la vida innecesariamente cada vez que nos dejamos llevar por presiones sociales.
  33. El pasado es un buen maestro, pero un mal hotel: no te quedes ahí.
  34. No es lo mismo ser productiva que estar ocupada.

¿Coincidimos en algún aprendizaje?