A veces da miedo quedarse a solas y en silencio con una misma, ¿verdad?

Y, sin embargo, escucharnos y ser conscientes de nuestras necesidades es fundamental para honrarnos y cuidarnos.

Cuando nos prestamos atención a nosotras mismas sin juzgarnos somos capaces de tomar decisiones que están en auténtica sintonía con nuestro ser y nuestras metas. No es un proceso sencillo ni inmediato, ya que tenemos que tirar abajo todas las barreras y condiciones sociales que se nos van inculcando desde que somos muy pequeñas.

Al escucharte y comprender qué necesitas de verdad (y no qué te viene bien «como paliativo»), comenzarás a actuar en consecuencia y ganarás en salud. Podrás enfocar tus planes y tu autocuidado en lo que de verdad te funciona a ti, con la menor influencia posible del mundo exterior. Cuando entras en este proceso de conocimiento personal e íntimo empezarás a ser capaz de alejarte de los pensamientos y comportamientos adquiridos, que en verdad no te benefician ni se alinean con quién eres.

Escucharte a ti misma desde un espacio de valor y respeto te ayuda a reconciliarte con aquello que te atormenta y, desde ahí, construir una seguridad sólida y honesta en ti misma. A cada paso que des, a cada error que aceptes y a cada acierto que asumas como propio estarás más cerca de ser tú misma y de amarte en el proceso. Recuerda que la seguridad que tienes y demuestras es un reflejo de tu autoestima y de cómo te percibes. Y es que lo que llevas dentro se refleja, inevitablemente, hacia afuera.